La
verdad es que el uso que se le da a esta palabra actualmente ha
dulcificado su significado en comparación con el que tenía hace
años, ya que esta palabra designaba a gentes poco recomendables. Los
rateros y ladrones han ideado mil y una argucias para adueñarse de
lo ajeno desde tiempos inmemoriales. Pues bien, según algunas
teorías una de esas tretas era golpear aquello que iluminaba la
estancia en la que se pretendía robar, para así apagarlo y poder
sisar sin ser pillado. Es por eso que se cree que esta palabra viene
de la onomatopeya “¡zas!”, para figurar un golpe, y la palabra
“candil”, que era el utensilio con el que se daba luz por las
noches. Ahora se utiliza sobre todo para que los infantes dejen de
“zascandilear” y se pongan a sus obligaciones.
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