José
Luis Sampedro se encontraba preparando “El río que nos lleva”
(1961) cuando se alojó en una posada de un pequeño pueblo cercano
al río Tajo. Pasada la noche Sampedro preguntó a la posadera dónde
podría ducharse y dónde podría hacer sus necesidades. La señora
respondió a la segunda pregunta señalando hacia la parte de atrás
de la posada, en el corral. Esto era bastante común en algunos
pueblos de la España de aquellos años, así que Sampedro se
encaminaba hacia dicho corral cuando la señora le dio unas hojas de
papel de un ABC atrasado y un sable oxidado. Lo del periódico quedó
claro para el escritor, pero no entendía lo del arma, así que
preguntó. “Es para el cerdo, ¿sabe usted? Acomete”. Fue la
inquietante respuesta.
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