martes, 16 de febrero de 2016

LITERATURA + ACTUALIDAD. La mecánica del corazón. San Valentín


ES NECESARIO QUE CUMPLAS CON LAS TRES NORMAS PARA QUE TU CORAZÓN SIGA CON SU ETERNO TIC-TAC
Mathieu Malzieu nos sumerge en un universo fantástico para darnos una lección de amor.
“Si no cumples estas normas, la gran aguja del reloj de tu corazón traspasará tu piel, tus huesos se fracturarán y la mecánica del corazón se estropeará de nuevo”
     El 14 se celebró San Valentín. Fuera de todo el tinglado comercial que engloba a este tipo de celebraciones, es bueno que haya un día dedicado al amor. Ya tenemos demasiadas jornadas dedicadas a guerras, confrontaciones políticas, malos rollos personales… Es un día exclusivo para sanear nuestras almas cuarenta y siete veces, a abrir la puerta a nuestros sentimientos más profundos y expresarlos sin tapujos. Y por supuesto una buena excusa para renovar un año más nuestros compromisos (si los hubiere) con esa persona que tenemos a nuestro lado. Acercando el ascua a nuestra sardina, también es un buen pretexto para bucear en alguna historia de amor de las millones que hay en la literatura universal. Como ahora resultaría muy engorroso nombrar todas esas que unen inquietas el rumor onírico de las almas apegadas, nos ceñiremos a un único título que nos traslada al universo de los efectos adversos del amor platónico. ¡Pero cuan necesario es perseguir lo imposible del amor! Eso es lo que nos grita Mathias Malzieu con su obra “La mecánica del corazón”, una novela a caballo entre la realidad fantástica y la belleza triste.
     Malzieu cose un relato cargado de connotaciones románticas sin llegar nunca a atiborrarnos de dulce, volviendo quizá al romanticismo decimonónico a través de una atmósfera que ya en la lectura nos rememora a Tim Burton en todo su apogeo. Y no se esconde el autor francés al asumir esta csemejanza: “Para mí es genial que me comparen con gente tan brillante y talentosa”. También afirma haber bebido de la obra de Saint-Exupéry “El Principito”, y se nota en la candidez del protagonista, en su manera pura de ver la vida. Las metáforas más o menos explícitas son constantes en esta obra, donde el amor se oculta detrás de un frágil reloj de cuco.
     Jack es un muchacho que nace en Edimburgo un gélido día de Abril de 1874. Tan frío es ese día que se le congela el corazón, la doctora Madeleine lo arregla insertándole un reloj, que hará que pueda vivir alrededor del tic-tac de su mecanismo. Años después, el día que Jack descubre la ciudad, conoce a una niña que canta ayudada con un organillo, quedará inmediatamente prendado por dicha la muchacha y su voz. Sin embargo hay tres condiciones para que Jack pueda vivir: No se tocan las agujas del corazón, se domina la cólera, y bajo ningún pretexto nunca, nunca se debe enamorar. A partir de aquí Jack tratará de acompasar su mecanismo a sus sentimientos. Y no va a ser fácil. 
     El autor puso todo su empeño en que esta novela pasase a la gran pantalla y, pese a las dificultades que suponía adaptar el guión y componer toda la estructura fantástica, el proyecto, con Malzieu dirigiendo la cinta, vio la luz en 2014 con un resultado maravilloso. En francés se tituló “Jack et la mécanique du coeur”, y el autor también se encargó, junto con su grupo Dionysos, de la banda sonora (la canción “Flamme á Lunettes” es una delicia). Pese a que la crítica tuvo división de opiniones, su visionado y la audición de la BSO son la guinda de esta estupenda locura mecánica.

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