lunes, 29 de febrero de 2016

LITERATURA + ACTUALIDAD. Baudolino, Umberto Eco

EL MIEDO DE LA HUMANIDAD AL DESCONOCIMIENTO CONLLEVA LA TENDENCIA A CREER EN LA FABULACIÓN O LA MENTIRA
Umberto Eco inventa dentro de lo histórico a un personaje con don para la relación y la inventiva

El vacío (…) no existe porque la naturaleza le tiene horror. Es evidente, por razones filosóficas, que no existe porque si existiera o sería substancia o sería accidente”

El fallecimiento de Umberto Eco la semana pasada ha supuesto para algunos la oportunidad de acercarse por primera vez a su obra. A otros para bucear más extensamente en ella, e incluso algunos para releerla. En cualquiera de los tres casos el placer de beber de la sabiduría de este genio italiano es una excelente idea. La noticia de la muerte de Eco se vio eclipsada cinco días después por otra noticia de índole más nacional, que no era otra que el acuerdo al que llegaron Pedro Sánchez y Albert Rivera, o lo que es lo mismo, PSOE y C’s (aunque volasen cuchillos en ambas formaciones). El huracán de artículos, editoriales, telediarios etc. dejó atrás, a mil años luz, el recuerdo del escritor y pensador. Por eso, y porque esta página busca siempre explorar y descubrir nuevos universos literarios, homenajearemos a Eco a través de “Baudolino” (2000), la obra en la que quizá su autor derroche más imaginación, pese a que es una novela que podemos calificar de “histórica”, ya que entre sus páginas hay datos históricos (el rey Federico Barbarroja por ejemplo), mezclados eso sí, con hechos directamente sacados de la inventiva de su creador (el fabulario fantástico por ejemplo).
Eco recoge en este libro un momento crucial de la historia y lo hace suyo, lo despoja de todo su misticismo a través de un personaje que encarna precisamente el embrión de todas las leyendas y creencias basadas en el imaginario que, a fuerza de ser narradas, confluyen en una realidad imposible pero creíble. Y así el autor nos presenta un tema más que recurrente a lo largo de los siglos, y es que cuando ha desconocido algo, la humanidad ha rellenado ese hueco a través de invenciones, de medias verdades, o de relatos fantasiosos basados en una mínima realidad. Las intenciones de estas fabulaciones también han sido variadas, desde poder político, puro oscurantismo, miedo a lo desconocido, o simplemente por simple superchería. En Baudolino tenemos un poco de todo, y ese poco de todo contamina la historia hasta adulterarla.
Arde Constantinopla en 1204 y nuestro protagonista rescata a Nicetas Coniates, hombre docto, orador y otrora persona destacada de Bizancio, de las garras de unos cruzados sin escrúpulos que están saqueando la ciudad. Baudolino entonces comienza a contar a Nicetas los pormenores de su vida. Es el hijo de un campesino que tiene un “don” sobrenatural para la mentira y la fantasía. Fortuitamente comprado y adoptado por el rey Federico Barbarroja, su destino cambia de la noche a la mañana, y su extraordinaria capacidad para relacionarse en las altas esferas, y sus dotes inventivas, lo llevan a cambiar la historia, como por ejemplo en el momento en que concibe la leyenda del Preste Juan.
No hay ninguna duda de que Umberto Eco vuelca sus conocimientos académicos en su capacidad narrativa, consciente o inconscientemente. Máxime en esta obra atendiendo a esta afirmación del autor acerca de la semiótica: “Si una cosa no puede usarse para mentir, en ese caso tampoco puede usarse para decir la verdad: en realidad, no puede usarse para decir nada”

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