Fue
un sabio. Así se puede resumir la vida de Umberto Eco (5 de Enero de
1932, Alessandria – Italia -). Y no sólo por sus extensos
conocimientos, sino porque sabía transmitirlos (sobre todo en
semiótica) una vez domados en su espíritu. Dedicado a la filosofía,
a la razón y a la docencia universitaria, su manera de escribir
buscaba dotar al lector de un mayor cultura y sabiduría.
Principalmente cultivó al ensayo, en el área del pensamiento, pero
ya en la edad adulta dio el salto a la narrativa. Y que salto.
Rozando los cincuenta escribió “El nombre de la Rosa”, logrando
un éxito arrollador que lo llevó al estrellato, al que siguió “El
péndulo de Foucault”. Un reconocimiento internacional que sin
embargo no lo cambió ni un ápice hasta el final.
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