EL
AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA + DESCUBRIMIENTO GALEÓN SAN JOSÉ
LA
ESPERANZA DEL AMOR O EL AMOR A LA ESPERANZA EN UNA HISTORIA QUE
TRASCIENDE EL TIEMPO
Gabriel
García Márquez relata toda una vida dedicada al amor en una de sus
obras más personales
“El
relato lo asombró, pero no volvió a pensar en él hasta unos meses
después, cuando su locura de amor le alborotó las ansias de
rescatar la fortuna sumergida, para que Fermina Daza se bañara en
estanques de oro”
Hace
ya dos semanas nos sobresaltó la noticia de lo que parecía iba a
ser el descubrimiento del siglo. Nicholas Reeves, afamado egiptólogo,
había descubierto en la tumba donde reposa Tutankamón indicios de
que hubiera otra estancia oculta, y que podría ser la de la reina
Nefertiti, inmortalizada en un precioso busto en el Museo Egipcio de
Berlín. Los titulares saltaron como resortes y las principales
publicaciones periódicas se abandonaron a las leyendas.
Pocos
esperaban que un descubrimiento aún más impactante desbancara a la
bella reina egipcia. El presidente de Colombia Juan Manuel Santos
daba la noticia en Twitter del descubrimiento del legendario galeón
español San José, hundido con un cargamento de un valor
estratosférico (se calcula entre cinco y diez mil millones de
dólares) por el buque inglés Expedition en 1708 en la península
colombiana de Barú, cerca de Cartagena de Indias. El mandatario lo
calificó como “posiblemente el hallazgo de patrimonio sumergido
más grande de la humanidad”. Si estuviese vivo Gabriel García
Márquez esbozaría una ligera sonrisa socarrona acordándose de
Florentino Ariza, uno de los protagonistas de la obra maestra “El
amor en los tiempos del cólera”.
Porque
el descubrimiento del pecio que naufragó hace ya más de tres siglos
y la obra del maestro Gabo (como se le conocía cariñosamente)
tienen muchos puntos en común. El primero es que ambos,
descubrimiento y libro, trascurren en Colombia. Otro es que el propio
Florentino Ariza tiene la pretensión de encontrar el galeón hundido
para ofrecérselo a su eterna amada Fermina Daza, y así colmarla de
tesoros y riquezas. Pero hay una coincidencia que podría resultar
subjetiva para algunos, pero que nos da una lección de perseverancia
y esperanza. Pese a las incógnitas (había gente que ya dudaba de la
existencia del galeón), los elaborados estudios y fallos en su
localización, y los escollos, entre ellos algunos legales, se ha
seguido con su búsqueda sin descanso. Un ejemplo de constancia que
al final ha dado sus frutos.
El
suicidio de Jeremiah con cianuro de oro y el levantamiento del
cadáver por parte del Doctor Juvenal Urbino, da paso a la muerte
intentando capturar un loro del propio Dr. Urbino. En el velatorio la
viuda del galeno, Fermina Daza, recibe la visita de Florentino Ariza
que, ya en la senectud de ambos, le declara su amor. Es uno más de
los episodios que han unido la vida de estos personajes, que han
vivido toda su existencia encontrándose y separándose de una manera
o de otra. Desde su romance en la adolescencia hasta el momento del
velatorio. Florentino nunca ha perdido la esperanza de ser
correspondido nuevamente por Fermina. Pese a las décadas pasadas.
Esta
es una de las obras cumbre de García Márquez, y quizá una de las más
personales, ya que muchos de los escenarios y sucesos acaecidos en los
más de cincuenta años del trascurso del argumento pueblan la
biografía pretérita del propio autor. Tanto la escritura como el argumento,
plagado de detalles y recursos históricos del país del escritor,
hacen de esta novela una delicia para el lector, que transita
por la obra mecido en su lectura. La historia de Fermina y Florentino
se llevó a la gran pantalla en 2007, bajo la dirección de Mike
Newell y con el protagonismo de Javier Bardem.
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